La ciudad vive un capítulo estremecedor en medio de uno de los crímenes más crueles de los últimos años. La Fiscalía General de la Nación confirmó la captura de Juan Carlos Uribe Bejarano, hermano del empresario Jorge Hernando Uribe Bejarano, asesinado en abril pasado. El funcionario, quien hasta ahora se desempeñaba como jefe de protocolo en la Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero, es señalado como presunto determinador del secuestro, desaparición forzada y homicidio agravado que conmocionó a la capital del Valle.
El arresto, ocurrido el jueves 18 de septiembre hacia las 4:30 p. m., sacudió tanto a las instituciones como a la sociedad caleña, pues Juan Carlos era una figura reconocida en eventos públicos y círculos sociales. Ahora, la justicia lo vincula directamente con el diseño y orden de un crimen que dejó al descubierto niveles de sevicia y planificación que aún generan incredulidad.
La cronología de una tragedia
El 6 de abril de 2025, Jorge Hernando Uribe Bejarano, de 74 años, fue visto por última vez en el barrio Santa Mónica, al norte de Cali, tras compartir un almuerzo con su hermano. De acuerdo con la versión de la familia, Jorge se despidió con la excusa de entregar unas cajas y prometió regresar pronto, pero nunca volvió. Su celular registró actividad por última vez a las 4:19 p. m. de ese día.
Días después, en la zona rural del corregimiento de Navarro, fue hallado el vehículo del empresario, un VW CrossFox gris. Poco tiempo más tarde, en la vereda El Estero, se encontraron restos humanos calcinados y desmembrados. Pruebas de Medicina Legal confirmaron que correspondían a Jorge Hernando, cerrando con brutalidad la incertidumbre sobre su paradero.
Sospechas y primeras capturas
Las autoridades ya habían capturado en abril a Brayan Eduardo Garcés Peláez, de 32 años, quien fue imputado por desaparición forzada y homicidio. Según la Fiscalía, habría participado en la interceptación del empresario tras el almuerzo con su hermano. Posteriormente, en Cartagena, cayó otro sospechoso: Moisés Batancourt Zamora, conductor de aplicaciones, también vinculado al caso.
Con la captura de Juan Carlos Uribe, la investigación apunta a que no se trató de un crimen aislado ni improvisado, sino de una operación con varios eslabones y posibles móviles aún no revelados.
Pruebas y contradicciones
Los investigadores han recopilado pruebas clave:
- Mensajes y comunicaciones de Juan Carlos Uribe que podrían evidenciar contradicciones en sus testimonios y movimientos sospechosos en los momentos críticos.
- Cámaras de seguridad que habrían permitido trazar el recorrido del vehículo de la víctima.
- Objetos personales de Jorge encontrados en posesión de uno de los capturados, que fortalecen la hipótesis de premeditación.
Para la Fiscalía, estas evidencias son suficientes para imputar a Juan Carlos como determinador, aunque el proceso judicial apenas comienza.
Voces de la familia y el eco social
La hija de la víctima, Alejandra Uribe, ha manifestado públicamente que su padre no reportaba amenazas previas y que la brutalidad del crimen evidencia un grado de planificación escalofriante. Su testimonio ha reforzado la hipótesis de que no se trató de un hecho fortuito.
El caso ha generado indignación en Cali y en todo el Valle del Cauca. Desde líderes comunitarios hasta organizaciones civiles piden celeridad y transparencia en la investigación. Reclaman que se llegue hasta el fondo, sin importar el perfil social o político de los implicados.
Vacíos que persisten
Pese al avance, quedan preguntas cruciales por responder:
- Audiencia de imputación: Aún no se ha realizado la diligencia formal contra Juan Carlos Uribe ni se conoce el horario de la misma.
- Móvil del crimen: Se barajan hipótesis sobre disputas económicas, familiares o personales, pero ninguna ha sido confirmada.
- Cadena de responsabilidad: Falta determinar hasta qué punto Juan Carlos fue autor intelectual o si también participó en la logística y coordinación.
- Otros involucrados: Con tres capturas en firme, la Fiscalía no descarta que haya más responsables, financiadores o encubridores detrás del asesinato.
Justicia y dignidad en juego
El homicidio de Jorge Hernando Uribe Bejarano no solo es un golpe para su familia, sino también un símbolo de las fracturas sociales y la violencia que aún marcan a Cali. La captura de su propio hermano como sospechoso central remueve fibras sensibles y deja al descubierto un escenario de traiciones, lealtades rotas y posibles móviles que apenas empiezan a esclarecerse.
Lo cierto es que este caso se ha convertido en una prueba para la justicia colombiana: demostrar si está en capacidad de llegar hasta el final, sancionar sin privilegios y ofrecer verdad y reparación a las víctimas. Para la ciudadanía, la esperanza es que este crimen no se pierda en el laberinto de la impunidad.
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