En una apuesta innovadora, el Gobierno del Valle del Cauca anuncia que fortalecerá la salud pública usando la biodiversidad como fuente de desarrollo. La propuesta, adelantada por la Secretaría Departamental de Salud, plantea integrar ecosistemas, especies y prácticas ambientales al sistema sanitario regional, buscando impactos que van más allá de la atención médica tradicional para incidir en la prevención, bienestar poblacional y sostenibilidad ambiental.
El centro de esta iniciativa es el reconocimiento de que la biodiversidad no es un lujo, sino un recurso vivo que puede generar beneficios concretos para la salud de los habitantes. Según lo planteado, se realizarán intervenciones tempranas que utilicen los ecosistemas para mejorar la calidad del aire, garantizar agua potable limpia, conservar fuentes hídricas y promover entornos saludables, lo que reduciría enfermedades de origen ambiental, respiratorias, alérgicas y aquellas relacionadas con contaminación.
La Gobernadora, Dilian Francisca Toro, ha liderado la propuesta en espacios oficiales, destacando que lo que se busca es cambiar el enfoque sanitario: pasar de una atención reactiva de enfermedades a una estrategia preventiva vinculada con la conservación ambiental. En ese sentido, el componente biodiversidad-salud estará ligado a programas de salud pública, de infancia y vejez, de calidad del agua, saneamiento ambiental y vigilancia de vectores, entre otros.
Una pieza clave será el rol de la Unidad Ejecutora de Saneamiento del Valle del Cauca (UESVALLE), entidad con funciones dedicadas a la inspección, vigilancia y control de factores ambientales que inciden en la salud. UESVALLE trabajará de la mano con la Secretaría de Salud para implementar políticas que involucren protección del ambiente, saneamiento básico, y acciones de mitigación del riesgo en comunidades vulnerables. Entre sus competencias figura la asistencia técnica comunal, tareas de educación ambiental y monitoreo territorial de los efectos del ambiente sobre la salud pública.
Otros mecanismos institucionales ya existentes se alinean con esta visión. Por ejemplo, el Observatorio Vallecaucano de Información en Salud, formalizado mediante ordenanza, brindará datos confiables sobre situaciones sanitarias, ambientales y factores de riesgo locales, lo que permitirá diseñar estrategias más focalizadas.
También se retoma el compromiso con cooperación internacional, donde entidades como la OPS/OMS fortalecen la vigilancia en salud pública, especialmente en lo relativo al agua, la inocuidad de los alimentos y el control de enfermedades transmitidas por vectores como dengue, zika, chikungunya y fiebre amarilla. Estos esfuerzos se complementan con seguimiento tecnológico, laboratorios de salud pública y programas de inmunización territorial.
En paralelo, organizaciones del sector hospitalario ya exhiben acciones que conjugan salud sostenible y respeto por el entorno. La Fundación Valle del Lili, por ejemplo, ha implementado modelos de manejo de residuos hospitalarios con reducción significativa en su producción diaria, jardines y espacios verdes como parte de sus instalaciones, lo que promueve bienestar ambiental para pacientes y personal. Aunque estos esfuerzos nacieron de iniciativas institucionales independientes, sirven de inspiración para las políticas integrales que propone el Valle.
El reto, según los documentos del plan departamental, será traducir esas ideas en acciones territoriales precisas, con presupuesto adecuado, acompañamiento técnico, participación comunitaria y regulaciones locales claras. Se ha planteado que los municipios con ecosistemas frágiles y comunidades de alta vulnerabilidad reciban prioridad especial para los programas de salud-biodiversidad, incluyendo iniciativas de reforestación, protección de cuencas, gestión de residuos sólidos, saneamiento básico y mejor acceso al agua potable.
Además, la salud comunitaria será pieza central. Propuestas como educación en salud ambiental, promoción de estilos de vida saludables, fortalecimiento de capacidades locales para reconocer riesgos ambientales y exigir condiciones adecuadas de entorno saludable se consideran fundamentales. De ese modo, la intervención no vendrá solo del Estado, sino de comunidades activas que se conviertan en guardianes locales del entorno que influye directamente en su salud.
Este modelo también implica un enfoque intersectorial: salud, ambiente, infraestructura, agua potable, vivienda, educación, movilidad y ordenamiento territorial deberán trabajar coordinados. Porque no basta con tener brigadas sanitarias: la calidad del aire, la protección de ríos, mantener biodiversidad de flora y fauna, evitar contaminantes, garantizar entornos verdes urbanos y rurales también son parte esencial del nuevo paradigma.
El Valle del Cauca, con ecosistemas ricos, diversidad de especies y fuentes hídricas abundantes, tiene condiciones naturales que le permiten liderar esta integración salud-biodiversidad. Pero el éxito dependerá de voluntad política sostenida, recursos públicos y privados comprometidos, conocimiento técnico local y participación de comunidades rurales y fragilizadas.
La apuesta es clara: convertir la biodiversidad en un aliado estructural de la salud, para cuidar vidas, reducir enfermedades prevenibles, y generar entornos sanos que disminuyan la carga sanitaria, especialmente en municipios menos favorecidos.
En Calinoticia.com te traeremos seguimiento detallado de esta estrategia: cifras oficiales, municipios pilotos, testimonios locales y los primeros resultados que muestren si esta apuesta se traduce en mejoras reales en salud para todos los vallecaucanos.