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miércoles, octubre 8, 2025

Valle apuesta por “biodiversidad productiva”: una nueva economía que emerge del territorio

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Con el lema “La biodiversidad es el motor de una nueva economía sostenible”, la Gobernación del Valle lanza una estrategia audaz para redefinir el desarrollo regional. La iniciativa propone que la riqueza natural del departamento no sea vista como un obstáculo, sino como el eje de una transformación económica con rostro humano, ambientalmente responsable y con posibilidades reales para las comunidades rurales.

Aunque el texto original enfrenta dificultades técnicas para su visualización, varias fuentes oficiales —entre ellas sitios del Valle del Cauca y medios especializados— confirman los elementos clave del proyecto. La propuesta se articula dentro de la hoja de ruta llamada Valle Verde, que busca articular la biodiversidad con la innovación, la bioeconomía y la justicia ambiental.

Según la gobernadora Dilian Francisca Toro, el departamento cuenta con reservas forestales y ecosistemas diversos que cubren gran parte del territorio. Dichos ecosistemas podrían vincularse a nuevas cadenas productivas sin dañar la naturaleza: el aprovechamiento verde de flora para cosmética, el turismo ecológico, la agroindustria sostenible y emprendimientos basados en servicios ecosistémicos.

En su versión más ambiciosa, el programa aspira no solo a proteger bosques y especies, sino a traducir esa protección en empleo, valor agregado en productos locales, mercados verdes y reducción de vulnerabilidades socioeconómicas. “La biodiversidad no es un ornamento, no es un adorno político”, ha enfatizado la mandataria. “Es una oportunidad real para que el Valle sea competitivo con valor ambiental.”

Uno de los programas bandera es Bio Rural, diseñado para impulsar proyectos de bioeconomía locales. Esta línea busca acelerar iniciativas que trabajen con especies nativas, con materiales biológicos o con procesos sostenibles, vinculando comunidades rurales con mercados nacionales e internacionales.

La iniciativa ha sido acompañada por llamados del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, bajo la consigna de que no basta con cuantificar especies o bosques: es necesario afrontar los desequilibrios estructurales de acceso al agua, la tierra y los medios productivos. La ministra (e) Irene Vélez Torres ha instado a que este modelo de economía sostenible incluya justicia ambiental, especialmente para comunidades agrícolas que han sido marginadas por los esquemas tradicionales de cultivo intensivo de caña.

Un punto conflictivo que el plan reconoce es la coexistencia con el monocultivo de la caña de azúcar, presente históricamente en la economía vallecaucana. En su discurso, la ministra Vélez calificó este modelo como “un desastre ecológico y social” que ha erosionado suelos, afectado fuentes de agua y profundizado desigualdades territoriales.

Pero no todo está en el discurso. Ciudades como Cali ya están mostrando avances concretos. Al inaugurar la Semana de la Biodiversidad (29 de septiembre al 5 de octubre), la ciudad proyectó su papel como epicentro de eventos internacionales sobre sustentabilidad. Más de 200 expertos de 17 países participaron, y la Cámara de Comercio de Cali lideró una agenda para conectar empresas con oportunidades en bioeconomía.

Para la Cámara de Comercio de Cali, seis de cada diez empresas del Valle dependen directamente de servicios ecosistémicos y biodiversidad de alguna forma. Por eso, transformar ese vínculo en ventaja competitiva es uno de los objetivos del encuentro.

El evento incluyó talleres abiertos, foros de innovación, el pabellón Potencial Pacífico y encuentros entre empresarios, comunidades y autoridades. La estrategia busca hacer que la biodiversidad no solo se discuta en congresos, sino que se viva en barrios, colegios y territorios rurales.

Es menester reconocer los desafíos: los bosques secos del Valle del Cauca representan una de las ecorregiones más amenazadas del país debido a la expansión agrícola y la tala extensiva. Además, la infraestructura institucional, los recursos económicos, la capacitación técnica y la coordinación entre sectores serán factores decisivos para que las ideas se conviertan en realidad.

Por otro lado, la integración de tecnología también aparece en el horizonte: recientes investigaciones colombianas proponen el uso de inteligencia artificial para la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad, una herramienta que podría ser aplicada en territorios como el Valle para monitorear especies, predecir riesgos y orientar decisiones de manejo.

El plan no pretende ser la promesa efímera de una administración, sino un cambio estructural. Para lograrlo, se requiere presupuesto concreto, políticas locales, incentivos fiscales verdes y una participación activa de las comunidades que históricamente han vivido del territorio.

Este momento representa una bifurcación clave para el Valle del Cauca: seguir reducido a cultivos tradicionales con degradación ambiental o asumir el reto de una economía diversa con rostro sostenible. En ese camino, la biodiversidad no es solo riqueza natural; puede transformarse en motor de equidad, resiliencia y competitividad regional.

En Calinoticia.com te informaremos sobre los avances, los proyectos que se aprueban, las alianzas que se tejen y los territorios que comienzan a cambiar su destino con esta apuesta que busca reescribir la relación entre naturaleza y desarrollo en el Valle del Cauca.

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