Durante tres intensos días, la capital vallecaucana respiró un aire distinto. Cali, acostumbrada a ser el epicentro de la cultura, la salsa y la resistencia ciudadana, se convirtió en el escenario donde el candidato presidencial Mauricio Lizcano desplegó su propuesta del Colombianismo, un movimiento político y social que busca ser una alternativa frente a la polarización que ha marcado la vida nacional en las últimas décadas.
La agenda de Lizcano en la ciudad estuvo marcada por el contacto directo con la gente. Desde el viernes, recorrió barrios, visitó empresarios y participó en espacios culturales donde fue recibido con entusiasmo, respeto y una disposición abierta al diálogo. Para muchos caleños, su presencia significó la posibilidad de escuchar un discurso diferente, alejado de los extremos ideológicos y cargado de un mensaje que apela a valores comunes: el respeto, el sentido común y la esperanza en un futuro compartido.
“El Colombianismo es una identidad que nace del amor por Colombia, de la fe en que este país tiene oportunidades para todos. No se trata de excluir ni de dividir, sino de unir en la diversidad para avanzar hacia una nación más justa y próspera”, señaló Lizcano en medio de un encuentro ciudadano, dejando en claro que su propuesta no busca imponer etiquetas sino tender puentes.

El Petronio, punto de encuentro entre política y cultura
Uno de los momentos más destacados de su paso por Cali fue su presencia en el Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez, un evento que reúne lo mejor de la cultura afrodescendiente y que cada año se consolida como un símbolo de identidad y resistencia.
Entre currulaos, marimbas, viche y la calidez de la gente, Lizcano compartió con emprendedores, artistas y visitantes del festival. Allí, el candidato no solo disfrutó de la gastronomía y el talento del Pacífico, sino que aprovechó para resaltar la importancia de este evento como una plataforma cultural con potencial mundial.
“El Petronio es una joya cultural que Colombia debe mostrar al mundo. Aquí se siente el alma del Pacífico, su fuerza creativa y su resiliencia. Como país debemos protegerlo, promoverlo y garantizar que esta región tenga seguridad, conectividad y oportunidades reales para crecer”, afirmó con convicción.
Su paso por el Petronio también reflejó una intención clara: conectar la política con la cultura, entendiendo que los espacios de encuentro ciudadano son esenciales para construir confianza y reconocer la diversidad como motor de desarrollo.
Un mensaje al sector empresarial de Cali
Pero no todo fue música y folclor. Lizcano también destinó parte de su agenda a reunirse con empresarios del sector gastronómico y de la vida nocturna, quienes le compartieron las dificultades que enfrentan por las cargas tributarias y la falta de apoyo real para potenciar un sector que, según cifras locales, genera más de 200.000 empleos en Cali.
Frente a este panorama, Lizcano fue enfático en plantear un compromiso: “Estos empresarios son generadores de empleo y dinamizan la economía local. Sin embargo, hoy cargan con un impuesto que los convierte en recaudadores y limita su crecimiento. Mi compromiso es construir, junto a ellos y con empresarios de todo el país, un modelo que les quite ese peso de la espalda y les permita crecer con libertad”.
El mensaje fue recibido con atención y esperanza por un gremio que, aunque golpeado por la crisis económica y las secuelas de la pandemia, sigue apostando por la ciudad y el país como escenarios de inversión y desarrollo.

Una alternativa política sin extremos
A medida que avanzaban las actividades, quedó en evidencia que Lizcano logró posicionar su propuesta como una opción distinta en medio de la agitada arena política nacional. Para muchos caleños, el Colombianismo representa una posibilidad de construir un camino sin radicalismos, donde la política deje de ser una trinchera y se convierta en un espacio de encuentro.
Durante sus intervenciones, Lizcano insistió en que el gobierno debe actuar como un verdadero administrador de lo público, reconociendo que el Estado existe para servir y no para imponer ideologías. También hizo énfasis en que la diversidad de Colombia —étnica, cultural y regional— debe ser entendida no como un obstáculo, sino como una ventaja competitiva para avanzar hacia un país más inclusivo y justo.
“Cali me ha inspirado por su alegría, pero sobre todo por la capacidad de trabajo de su gente. Aquí he visto empresarios, líderes sociales, artistas y ciudadanos comprometidos con sacar la ciudad adelante, a pesar de las dificultades. Esa es la Colombia que quiero construir: una nación que no se rinde y que encuentra en su diversidad la fuerza para seguir soñando”, expresó Lizcano en uno de los cierres de su gira.
Cali como termómetro político
El paso de Mauricio Lizcano por Cali dejó claro que la ciudad es mucho más que un escenario cultural: es también un termómetro político. Lo que sucede en sus calles, barrios y plazas suele reflejar los grandes debates nacionales. Por eso, el recibimiento respetuoso y entusiasta al candidato puede interpretarse como una señal del interés de los caleños por escuchar propuestas que no estén marcadas por la división.
El Colombianismo, como lo plantea Lizcano, no es únicamente una etiqueta política, sino una invitación a recuperar el orgullo de ser colombianos desde la pluralidad. En una ciudad golpeada por la violencia, la desigualdad y la crisis económica, el mensaje de unión y respeto se escuchó como un aire fresco que conecta con las necesidades reales de la gente.
Al cierre de la gira, quedó en el ambiente la sensación de que Lizcano dejó huella. No solo por sus palabras, sino por la cercanía con la que recorrió la ciudad y la disposición de escuchar antes que imponer. Para Cali, fue un fin de semana donde la política y la cultura se encontraron, y donde el Colombianismo se presentó como una forma de imaginar un país distinto.
Redacción: Calinoticia.com