El Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez, reconocido como la máxima celebración cultural de las comunidades afrodescendientes en Colombia, se convirtió este fin de semana en el escenario de un episodio político inesperado. El exalcalde de Medellín y precandidato presidencial Daniel Quintero vivió un momento incómodo cuando su presencia fue recibida con fuertes abucheos, silbidos y gritos de desaprobación por parte del público asistente.
El rechazo fue inmediato y notorio. Entre los asistentes se escucharon expresiones como “fuera, ladrón”, que rápidamente comenzaron a circular en videos difundidos en redes sociales. Lo que en principio parecía un recorrido de acercamiento político a la región Pacífica terminó transformándose en un recordatorio del complejo panorama de imagen que enfrenta Quintero a nivel nacional.
Una visita que no salió como esperaba
La presencia de Quintero en Cali tenía un objetivo claro: reforzar su vínculo con el suroccidente del país y acercarse a una comunidad que históricamente ha sido decisiva en procesos electorales. Sin embargo, la reacción adversa de los asistentes mostró que el camino para ganar aceptación en amplios sectores de la ciudadanía será cuesta arriba.
El Petronio Álvarez, caracterizado por su ambiente festivo, colorido y musical, se convirtió en un escenario de confrontación política. Para muchos observadores, el abucheo colectivo evidenció el nivel de polarización que despierta la figura del exalcalde paisa, cuya carrera hacia las elecciones de 2026 parece estar marcada por una constante tensión en escenarios públicos.
No es un hecho aislado
Lo ocurrido en Cali no es un episodio único. En los últimos meses, Quintero ha vivido experiencias similares en diferentes escenarios de carácter empresarial, cultural e incluso en espacios cotidianos. En junio, durante la Convención Bancaria de Cartagena, su intervención fue interrumpida por rechiflas antes de que lograra iniciar su discurso.
Un mes después, en el Congreso Empresarial Colombiano de la ANDI, se presentó en la tarima sin estar contemplado en la agenda oficial y terminó enfrentando otra ola de abucheos, especialmente luego de desplegar una bandera de Palestina como acto simbólico. El gesto, lejos de generar aplausos, desencadenó críticas directas y calificativos como “bandido” y “ladrón”.
Incluso en entornos alejados de lo político, la reacción ha sido similar. Durante un vuelo comercial, pasajeros lo increparon con silbidos e insultos, un reflejo de la animadversión que parte de la ciudadanía siente hacia su figura.
El trasfondo de la desaprobación
¿Por qué tantos rechazos públicos? Analistas coinciden en que gran parte del malestar está asociado a las investigaciones judiciales y cuestionamientos que rodean su administración en Medellín. Casos como el de Aguas Vivas, junto con señalamientos sobre presuntas irregularidades en contratación y manejo de recursos públicos, han deteriorado la confianza en su liderazgo.
Este cúmulo de polémicas ha generado una percepción negativa que se traslada a cada escenario en el que aparece. Para un sector de la opinión pública, Quintero representa una figura que, lejos de encarnar renovación, refleja prácticas cuestionadas de la política tradicional.
Polarización en aumento
La reacción contra Quintero también puede leerse como un síntoma del momento político que atraviesa el país. Colombia vive una coyuntura de profunda división, donde los liderazgos emergentes enfrentan altos niveles de escrutinio y confrontación ciudadana. En ese contexto, la figura del exalcalde despierta pasiones encontradas: mientras algunos lo ven como un político que desafía a las élites, otros lo consideran un símbolo de corrupción y populismo.
El Petronio Álvarez, por su carácter masivo, amplificó este contraste. Lo que debía ser un espacio de celebración cultural terminó dejando en evidencia que la política se cuela incluso en escenarios de música y tradición.
