En apenas cuatro meses, Richard Méndez sintió dos veces “un frío insoportable y dolor muscular”. También tuvo fiebre, dolor de cabeza y vómitos. La primera vez dudaba de lo que padecía; pero sin ser médico, y por lo que escuchaba constantemente en Ciudad Bolívar, ya sabía más o menos qué enfermedad saldría en los resultados: paludismo, una afección que se incrementa cada día más en Venezuela.
En 2017, la Organización Mundial de la Salud (OMS) observó un aumento del paludismo o malaria en la región de las Américas, principalmente en Brasil, Nicaragua y Venezuela. La OMS calculó 773.500 casos en esta región y dijo que el 53 % sucedieron en el país vecino, seguido por Brasil (22 %), Colombia (8 %) y Perú (7 %). También indicó que los demás continentes, excepto América, registraron reducciones en la mortalidad en ese mismo año y que en la nación suramericana es donde más aumentaron las muertes por malaria.